El piloto de caza que escoltó a un bombardero enemigo

La 527ª Escuadrilla de Bombardeo (527th Bombardment Squadron) era una unidad de la USAAF perteneciente a la 8ª Fuerza Aérea, el cuerpo aéreo estadounidense enviado a Inglaterra a mediados de 1942 para iniciar la campaña de bombardeos estratégicos contra Alemania. Con base en Kimbolton, cerca de Cambridge, la 527ª Escuadrilla estaba equipada con bombarderos pesados B-17 Flying Fortresses. Los B-17 eran aviones muy resistentes y con un buen blindaje, pero lentos y poco maniobrables. Para hacerlos menos vulnerables al ataque de los cazas, la USAAF adoptó un sistema de bombardeos en formación escalonada, donde los aviones se cubrían unos a otros, minimizando las lagunas defensivas que presentarían en formaciones abiertas. El inconveniente de esa táctica era que durante el combate aéreo un bombardero no podía realizar una maniobra evasiva individualmente. Si se salía de la formación, no solo sería el objetivo prioritario de los cazas enemigos, sino que estaría expuesto a ser el blanco accidental de las ametralladoras o incluso de las bombas de sus compañeros. Un B-17 alcanzado por fuego enemigo o que hubiese sufrido problemas mecánicos y que se hubiese visto obligado a abandonar la formación tenía pocas posibilidades de regresar a casa.

El 20 de diciembre de 1943 la 527ª Escuadrilla de Bombardeo despegó de Kimbolton en una misión cuyo objetivo era la fábrica de aviones Focke-Wulf de Bremen, en el norte de Alemania. En la reunión previa los tripulantes de los B-17 fueron informados de que se esperaba que el fuego antiaéreo en la zona fuese especialmente intenso. Y así fue. Cuando se aproximaban al objetivo, antes de que comenzasen a lanzar sus bombas, fueron recibidos por las decenas de baterías antiaéreas que defendían la fábrica. Uno de los B-17 que abrían la formación, bautizado con el nombre de Ye Olde Pub, recibió un impacto directo que destrozó el morro del avión e inutilizó su motor nº 2. Poco después el motor nº 4 empezó a fallar y el piloto se vio obligado a estrangular la entrada de combustible para evitar que empezase a arder. Con solo dos motores, el bombardero perdió potencia y no pudo seguir al resto de la formación. Ye Olde Pub se quedó rezagado y expuesto al ataque de los cazas alemanes.

Durante más de diez minutos, Ye Olde Pub soportó el ataque de más de una docena de cazas Messerschmitt Bf 109 y Focke-Wulf Fw 190. El bombardero fue acribillado por los aparatos enemigos. El artillero de cola, el sargento Hugh Eckenrode, murió alcanzado por un impacto directo. Otros tripulantes fueron heridos de gravedad: el operador de radio, el sargento Dick Pechout, fue alcanzado por metralla en un ojo, uno de los artilleros laterales, el sargento Alex Yelesanko fue herido en una pierna, y el artillero de la torreta de bola, el sargento Sam Blackford, sufrió la congelación de sus pies (las congelaciones eran muy habituales, y podían producirse en segundos en cuanto el tripulante quedaba expuesto al aire exterior, que a grandes alturas podía ser de decenas de grados bajo cero). También el piloto y comandante del avión, el alférez Charlie Brown, resultó herido en el hombro derecho. El B-17 perdió parte del timón de cola, se quedó sin sistemas hidráulicos, sin oxígeno y con averías graves en los sistemas eléctricos. Además fue alcanzado el motor nº 3, lo que hizo que el avión perdiese todavía más potencia. Cuando el B-17 entró en pérdida y comenzó a caer, los cazas alemanes lo dieron por derribado y abandonaron la persecución. Pero en el último momento el piloto recuperó el control del aparato y evitó que se estrellase.

Volando muy bajo, el renqueante B-17 pasó sobre un aeródromo de la Luftwaffe donde en esos momentos se encontraba repostando un Bf 109 pilotado por el teniente Franz Stigler, un veterano oficial del JG 27 (Jagdgeschwader 27, o Ala de Caza 27). Stigler despegó inmediatamente y salió en persecución del bombardero. Cuando lo alcanzó y pudo ver de cerca los daños que tenía, el piloto alemán se quedó sorprendido. Nunca había visto volar un avión en ese estado. Dos de sus cuatro motores estaban parados, y un tercero funcionaba a trompicones. Parte del morro había desaparecido, y a través de los numerosos agujeros que tenía en el fuselaje podía ver cómo los tripulantes que aún se mantenían en pie atendían a sus compañeros heridos. Stigler no pudo abrir fuego. Le pareció que habría sido un acto inmoral, equivalente a disparar a un aviador derribado que hubiese saltado en paracaídas. Después de todo, pensaba, era imposible que el bombardero consiguiese regresar a Inglaterra, así que ya no suponía una amenaza ni en el presente ni en el futuro. Decidió intentar convencer al piloto para que aterrizase en suelo alemán. Se acercó todo lo que pudo, tratando de mantenerse fuera de la línea de fuego de las ametralladoras (aunque la mayor parte de ellas parecían no funcionar), y comenzó a hacer señas con la mano.

El alférez Brown se sorprendió de que el piloto del caza no abriese fuego contra el bombardero casi indefenso (las únicas armas que seguían operativas eran las dos ametralladoras de la torreta dorsal y una de las delanteras). No respondió a sus señales, aunque era evidente que estaba intentando obligarle a aterrizar. Stigler, viendo que los estadounidenses no tenían intención de rendirse, decidió escoltar al bombardero hasta la costa. Desde allí podrían tratar de llegar a la neutral Suecia, donde recibirían atención médica y serían internados hasta el final de la guerra. De nuevo hizo señas a Brown para intentar comunicarle sus intenciones. Brown y sus compañeros no entendieron lo que el piloto alemán estaba tratando de decirles, pero vieron cómo el caza se aproximaba aún más hasta situarse en paralelo al bombardero, casi ala con ala, para protegerlo de las baterías antiaéreas (si veían un avión amigo volando tan próximo, se lo pensarían mucho antes de abrir fuego contra el B-17). Stigler les acompañó hasta que llegaron a mar abierto. Después saludó con la mano y dio media vuelta.

Stigler se equivocaba al suponer que los estadounidenses pondrían rumbo a Suecia. A pesar de su estado, Ye Olde Pub consiguió atravesar el mar del Norte y aterrizar en la base aérea de Seething, en el sureste de Inglaterra. El alférez Brown explicó en el informe que presentó sobre la misión su amistoso encuentro con el caza alemán. Sus superiores le prohibieron volver a comentar nada sobre el asunto. Pensaban que la difusión de historias sobre comportamientos caballerescos de los pilotos enemigos podría suponer un peligro si hacía que otras tripulaciones bajasen la guardia.

El teniente Stigler no informó del incidente a sus superiores, ya que temía que su gesto humanitario fuese considerado un acto de traición y pudiese costarle una corte marcial. Terminó la guerra sirviendo en el Jagdverband 44, una unidad de élite de la Luftwaffe equipada con los aviones a reacción Messerschmitt Me 262 e integrada por algunos de los mayores ases de caza alemanes (eran conocidos como Die Jet Experten). El propio Stigler era un as con 29 victorias en combates aéreos, aunque eso no le sirvió de mucho en la Alemania de postguerra. Durante un tiempo tuvo que subsistir con cupones de comida y con los trabajos que encontraba como ayudante de albañil. En 1953 emigró a Canadá. Allí se hizo empresario y consiguió una posición acomodada.

Charlie Brown completó su período de servicio y regresó a Estados Unidos. En 1949 reingresó en la USAF, donde sirvió hasta su retiro como teniente coronel en 1965. Muchos años después, en 1986, durante una reunión de veteranos, alguien le pidió que contase una anécdota de su servicio durante la guerra y Brown recordó la historia del caza alemán que le había dado escolta cuando sobrevolaba territorio enemigo. Más tarde decidió que tenía que averiguar la identidad de aquel piloto. Consultó los archivos de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos y de la República Federal Alemana y se puso en contacto con asociaciones de excombatientes. Durante cuatro años no tuvo ningún éxito en su búsqueda, hasta que finalmente en 1990 recibió una respuesta desde Canadá a una carta que había enviado a un boletín de una asociación de ex pilotos de caza. Era Stigler, asegurándole que él era el hombre que buscaba. En una conversación telefónica posterior, los datos que dio sobre el encuentro que habían tenido casi medio siglo antes convencieron a Brown. Franz Stigler y Charlie Brown mantuvieron una estrecha amistad hasta la muerte de ambos en 2008, con pocos meses de diferencia.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias, Nonsei. Excelente, y sorprendente, historia.
    Igual de interesante de leer que las anteriores del "ciclo naval en el pacífico".

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    1. Gracias a ti, fer. Me alegro de que te hayan gustado.

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  2. Eh eh, ha llegado el día!
    Esta me la sabía enterita!

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    1. Jaja, seguro que hubo otras antes.
      Y si ves algún dato equivocado, no te cortes en corregirlo.

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