Operación Fortitude, el mayor engaño de la historia

La operación Fortitude nació oficialmente el 26 de febrero de 1944. Ese día el general Eisenhower, comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa occidental, emitió una directiva de alto secreto en la que comunicaba la puesta en marcha de un complejo plan con el que se pretendía hacer creer a los alemanes que Normandía no era el objetivo principal de la gran ofensiva que se estaba preparando (conocida con el nombre en clave de operación Overlord). Fortitude englobaba dos grupos de medidas: las que tenían como finalidad ocultar los preparativos auténticos y las que trataban de engañar al enemigo dándole todo tipo de información falsa (como el nombre y la composición de las unidades aliadas, sus zonas de despliegue o sus objetivos). Ambos aspectos entraban dentro de las competencias del MI-5, el servicio de contraespionaje británico.

En cuanto a las medidas de seguridad y contrainteligencia, en los meses anteriores a Overlord se tomaron precauciones sin precedentes: Por ejemplo, los servicios de correo aéreo entre Gran Bretaña y el continente fueron suspendidos, y la correspondencia terrestre se retrasó de forma que si alguna información eludía la censura y llegaba a los alemanes lo haría con tanta demora que habría perdido gran parte de su utilidad. Llegaron a decretarse restricciones a las comunicaciones diplomáticas, tanto de países aliados como neutrales.

En cuanto al engaño, se emplearon tres métodos distintos para proporcionar información falsa al enemigo:

- Camuflaje y simulación por medio de maquetas y decorados para engañar al reconocimiento aéreo. Las técnicas de enmascaramiento y engaño visual se habían desarrollado mucho en los años anteriores, especialmente en el teatro norteafricano (en el desierto constituían un elemento vital de cualquier operación militar). Amplias zonas del sur de Inglaterra se llenaron de tiendas, tanques, vehículos y armas falsas de todo tipo, construidas en cartón, lona o goma, simulando el despliegue de unidades imaginarias preparándose para el asalto a la Europa continental. Fue el medio de engaño que más recursos humanos y materiales requirió. Y también el menos rentable. Ante la aplastante superioridad aérea aliada, y a pesar de la vital necesitad de información fiable que tenían los alemanes, la Luftwaffe prácticamente renunció a los vuelos de reconocimiento sobre territorio británico, por lo que todo aquel trabajo acabó siendo casi inútil.

- Falsas comunicaciones de radio. Si se quería que el engaño fuese creíble, cada una de las inexistentes unidades que formaban parte del plan tenía que generar tráfico de radio desde las zonas en las que teóricamente estaban desplegadas. Un pequeño ejército de radiooperadores era el encargado de simular las comunicaciones cotidianas de todas aquellas unidades.

- Agentes dobles. Fueron con diferencia el factor más decisivo en Fortitude. La red de agentes dobles británicos estaba controlada por una sección del MI-5 conocida como Comité XX (o Double Cross). Algunos, como el yugoslavo Dusko Popov, de nombre en clave Tricicle, habían llegado a Inglaterra siendo ya agentes británicos. Pero la mayor parte eran espías enviados por los alemanes al Reino Unido, que tras entregarse o ser capturados habían aceptado colaborar con la contrainteligencia británica para librarse de la ejecución. Ese era el caso del polaco Roman Czeriawski, alias Brutus, uno de los que tuvieron un papel más importante en Fortitude. La historia más sorprendente fue la del más decisivo de todos los agentes dobles, el español Juan Pujol García, Garbo, que se había ofrecido por su cuenta al Abwehr como espía en Gran Bretaña y había estado enviando a los alemanes información totalmente inventada desde meses antes de comenzar a trabajar para el MI-5. También sorprendente fue el caso de Pandora, el nombre en clave de un nacionalista irlandés que se había ofrecido gustosamente a espiar para los alemanes. En realidad Pandora nunca existió. Se trataba de un personaje virtual creado por el Comité XX con la única finalidad de pasar información falsa a Abwehr.

Los tres medios de engaño tenían que estar coordinados. Por ejemplo, había que conseguir que la información suministrada por los agentes dobles pudiese ser confirmada por los posibles reconocimientos aéreos del enemigo o por sus escuchas de radio, y sobre todo tener cuidado de que las distintas fuentes no cayesen en contradicciones.

La operación Fortitude estaba constituida por dos planes independientes principales, conocidos como Fortitude Norte y Fortitude Sur. Simultáneamente se pusieron en marcha otros de menor magnitud, con los que se pretendía aumentar la confusión del enemigo sobre los auténticos objetivos. Entre los planes secundarios estaban la operación Royal Flush, consistente en un ataque imaginario a tres países neutrales (España, Turquía y Suecia), la operación Zeppelin, que simulaba los preparativos de una ofensiva en los Balcanes (con desembarcos en la costa rumana del mar Negro, en Creta y en el oeste de Grecia y Albania), o la operación Ironside, un desembarco en la costa francesa del golfo de Vizcaya.

Fortitude Norte consistía en una amenaza de ataque a Noruega por parte del inexistente 4º Ejercito Británico, formado en teoría por las divisiones británicas 3ª y 52ª y la 3ª División de Infantería canadiense. En realidad Fortitude Norte era la continuación de un plan anterior, la operación Tindall, puesta en marcha en el verano de 1943 (por entonces se trataba de fijar fuerzas alemanas en el norte de Europa y evitar que reforzasen los frentes oriental y mediterráneo). Tindall simulaba los preparativos para un desembarco en Stavanger, en el sur de Noruega, que supuestamente iba a estar sincronizado con un ataque soviético en el norte del país. En Fortitude Norte se cambió el objetivo por Trondheim, más al norte, e igualmente requirió la colaboración soviética para simular que se estaba preparando una ofensiva conjunta. Por parte británica el engaño se basaba en una combinación de movimientos auténticos e imaginarios de las fuerzas navales que iban a participar en el desembarco de Normandía. Gran parte de la flota se había concentrado en los puertos de la costa oriental de Escocia, fuera del radio de acción de los bombarderos o las torpederas enemigas. Los alemanes serían informados de ello por su red de agentes en Gran Bretaña (en realidad agentes dobles controlados por el Comité XX), y, según se esperaba, lo confirmarían con reconocimientos aéreos. Se pretendía sugerir que la presencia de los buques tan al norte no se debía solo a razones de seguridad. Más tarde, cuando la flota zarpase y se dirigiese a los puertos del sur de Inglaterra para participar en Overlord, los agentes dobles informarían de que se estaban desplazando a la costa occidental escocesa, donde teóricamente estaban concentradas las tropas que iban a desembarcar en Noruega.

Fortitude Norte fue un fracaso relativo, ya que, aunque la inteligencia alemana no se tomó demasiado en serio la amenaza noruega, el objetivo se cumplió y Hitler mantuvo inmovilizados cientos de miles de hombres en el país escandinavo hasta el final de la guerra. Pero en realidad el Führer había basado aquella decisión en sus elucubraciones de estratega de salón, más que en las informaciones de sus servicios de inteligencia.

Fortitude Sur, más compleja, tenía como objetivo crear la amenaza de una gran operación anfibia en la costa francesa entre Calais y Boulogne. Igual que la anterior, consistía en suministrar al enemigo una estudiada mezcla de informaciones auténticas y falsas de modo que la visión de conjunto sugiriese que los aliados estaban preparando el asalto a Europa a través del sector más oriental del Canal de la Mancha.

Si Fortitude Norte era una actualización de la operación Tindall, Fortitude Sur lo era de otro plan del verano de 1943, la operación Starkey, que había consistido en simular un intento de desembarco en las costas francesas a cargo de un inexistente (en aquel entonces) 21º Grupo de Ejércitos. Los agentes dobles habían informado con insistencia de los preparativos, esperando dar la impresión de que era una amenaza realmente grave. Los alemanes recibieron incluso la fecha exacta del ataque, el 8 de septiembre de 1943. Ese día una flota de desembarco zarpó de Southampton y se adentró en el canal hasta avistar Calais. A continuación los buques dieron media vuelta y se dedicaron a hacer ejercicios de desembarco en las costas inglesas. Aquella operación fue un valioso ensayo para Fortitude. Sirvió para detectar errores, como la ausencia de coordinación entre la información que se trataba de hacer llegar al enemigo y las noticias que se publicaron en la prensa. Los diarios británicos especularon mucho sobre qué había ocurrido realmente, si de verdad había sido un ejercicio, como decía la versión oficial, o si fue un ataque cancelado en el último momento, como se quiso hacer creer a los alemanes.

En contra de lo que se suele pensar, Fortitude Sur no tenía como objetivo ocultar los desembarcos en Normandía. Se trataba de un engaño bastante más sofisticado: la idea era hacer creer que había dos grupos de ejércitos aliados preparándose para dos operaciones anfibias independientes. Supuestamente la de Normandía era la de menor magnitud, y serviría como distracción para el ataque principal que se iba a realizar a través del Paso de Calais. El orden de batalla de las fuerzas que se preparaban para desembarcar en Normandía fue transmitido a Alemania por los agentes dobles, y era esencialmente el correcto: el ataque lo realizaría el 21º Grupo de Ejércitos del general Montgomery, formado por el 1º Ejército de los Estados Unidos y el 2º Ejército Británico, al mando de los generales Bradley y Dempsey, respectivamente. También informaron del comienzo de la invasión, aunque lo hicieron pocas horas antes, sin dar tiempo a los alemanes a reaccionar. Había que evitar que la información que enviaban resultase ser falsa, porque era vital continuar con el engaño después del Día D. Se trataba de mantener la amenaza de un imaginario FUSAG (First United States Army Group) contra el Paso de Calais, que fijase fuerzas alemanas en la zona mientras los aliados aseguraban las cabezas de playa en Normandía. Este segundo ataque no tenía que parecer inminente, para que las tropas alemanas permaneciesen inmovilizadas en la zona de Calais el mayor tiempo posible. Además, por una cuestión logística, un desembarco casi simultáneo no habría sido creíble. Se suponía que los aliados iban a necesitar parte de la flota de transporte y de desembarco que se estaba utilizando en Normandía para el ataque definitivo en Calais.

El éxito de Fortitude Sur fue completo. El 6 de junio de 1944, cuando comenzaron los desembarcos en Normandía, el OKW (Estado Mayor de la Wehrmacht) llegó a la conclusión de que se trataba de una maniobra de distracción. En un primer momento Hitler ordenó contraatacar únicamente con las fuerzas disponibles en la zona de los desembarcos. Más tarde permitió que se movilizasen las divisiones situadas en la región de París, pero las desplegadas más al norte, en el Paso de Calais permanecieron en sus posiciones, esperando un ataque que nunca llegaría. El 24 de julio, casi cincuenta días después del Día D, el Führer aún insistía ante sus generales asegurando que el ataque principal tendría lugar en cualquier momento en la costa de Calais.

En aquellas mismas fechas, hacia el 20 de julio, el 1º Ejército Canadiense y el 3º Ejército Estadounidense desembarcaron en Normandía. Ambas formaciones (reales) habían constituido hasta entonces el imaginario FUSAG. Para mantener la amenaza contra las costas del Paso de Calais se decidió que ocupasen su lugar los inexistentes 14º Ejército de los Estados Unidos, supuestamente recién llegado de América, y el 4º Ejército Británico, el mismo que en teoría había estado preparándose para desembarcar en Noruega (Fortitude Norte). Los agentes dobles informaron puntualmente de los cambios y del abandono definitivo de los planes de desembarco en la península escandinava.

Había un detalle más difícil de justificar. Al mando del 3º Ejército de los Estados Unidos estaba el general George Patton, el mismo que hasta entonces había figurado en todos los informes como comandante supremo del FUSAG. Para explicar por qué el general a cargo de todas las fuerzas que iban a desembarcar en el Paso de Calais había aparecido en Francia al frente de un ejército hubo que inventarse una historia, muy creíble para todo el que conociese la personalidad de los protagonistas: Para explotar el éxito que habían tenido los desembarcos en Normandía, mucho mayor de lo esperado, Montgomery había exigido a Eisenhower que reforzase su 21º Grupo de Ejércitos con unidades del FUSAG. Aquello implicaba que el ataque a través del Paso de Calais perdería importancia y tendría que ser aplazado. Patton, herido en su orgullo, se opuso y se enfrentó abiertamente a Eisenhower, que castigó su insubordinación quitándole el mando del FUSAG y enviándole a Francia al mando del 3º Ejército. Ponerle a las órdenes de Montgomery habría supuesto una humillación demasiado grande, así que Eisenhower, en una precipitada reorganización, ordenó que los dos ejércitos estadounidenses que se habían enviado a Francia, el 1º y el 3º, se uniesen en una nueva formación bajo el mando del sumiso general Bradley. El resultado fue la creación del 12º Grupo de Ejércitos de los Estados Unidos. Aunque los hechos eran completamente inventados, todos los personajes y las formaciones que aparecían en esta enrevesada historia eran auténticos.

A mediados de agosto hubo una nueva reestructuración del ficticio FUSAG, cuando el también ficticio 14º Ejército de los Estados Unidos lo abandonó para formar una reserva estratégica que apoyaría en caso necesario a las fuerzas desembarcadas en Normandía. En su lugar se creó el 1º Ejército Aerotransportado, con las divisiones estadounidenses 101ª y 82ª, que habían regresado de Normandía (reales, por tanto), y otras imaginarias. A comienzos de septiembre el 4º Ejército Británico dejaba también el FUSAG, y lo que había nacido como una operación anfibia se transformó en una fuerza preparada para realizar una operación aerotransportada a gran escala, con un objetivo mucho menos definido. Poco después el 1º Ejército Aerotransportado se convirtió en una unidad real, y sus auténticas divisiones de paracaidistas saltaron sobre Holanda durante la desastrosa operación Market Garden. Aquella fue la última aparición del fantasmal FUSAG antes de su disolución definitiva en octubre de 1944.

4 comentarios:

  1. Un artículo claro, bien documentado, conciso y didáctico. La trama que montaron los Aliados para Fortitude Sur, estuvo muy bien tejida. Además, al contar con la inestimable ayuda de Ultra, los Aliados sabían que iban en la buena dirección a la hora de engañar a los alemanes en Normandía.
    Un placer leerte Nonsei.

    Saludos

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    1. Gracias Gluntz. Efectivamente, Ultra permitió a los aliados confirmar que sus planes de engaño estaban funcionando.
      Un saludo.

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  2. Toda una operación donde la inteligencia y el "trampantojo" juegan bazas más importantes que las propias armas. Del amigo Garbo ya tenía alguna noticia. Todo un orgullo para nosotros que este señor colaborara en una misión que contribuyó podrosamente al desenlace de la guerra.
    Un saludo.

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    1. Garbo fue el más valioso de toda la red de agentes dobles. Hizo tan bien su trabajo que al terminar la guerra los alemanes seguían sin sospechar que les había engañado.
      Un saludo.

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