Italianos en el Lejano Oriente

En el año 1900, cuando estalló la rebelión nacionalista de los boxers, las potencias coloniales enviaron a China una fuerza militar internacional formada por tropas de Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Austria-Hungría, Francia, Rusia, Japón e Italia. Después de sofocar la insurrección las potencias utilizaron su posición de fuerza para hacerse con concesiones comerciales y territoriales del gobierno imperial. Así, la intervención italiana en la campaña les sirvió para conseguir el derecho de ocupar un enclave de aproximadamente medio kilómetro cuadrado en Tientsin, una ciudad 200 km al sur de Pekín, y dos pequeños barrios comerciales en Shanghai y Pekín. Estos tres minúsculos territorios dentro de China quedaron bajo soberanía directa de Roma durante más de cuarenta años. En 1915, cuando Italia entró en la Primera Guerra Mundial, la colonia de Tientsin contaba alrededor de 10.000 habitantes chinos y entre 350 y 400 italianos, la mayor parte de ellos dedicados al comercio. Por entonces la defensa de la colonia estaba encomendada a tan solo unos 200 soldados y oficiales, en su mayoría Bersaglieri, y medio centenar de milicianos chinos. Unos años más tarde, cuando terminó la guerra, el gobierno de Roma decidió reforzar la guarnición. En 1925 se creó el Battaglione Italiano in Cina, una fuerza de élite y bien equipada, compuesta en su mayor parte por soldados del Reggimento San Marco (la infantería de marina italiana), con base en el cuartel Ermanno Carlotto, construído para ellos en Tientsin.

Con la llegada a China del yerno de Mussolini, Galeazzo Ciano, nombrado secretario de legación de Pekín y más tarde ministro plenipotenciario en Shanghai, las relaciones entre los dos países se estrecharon. Ciano hizo amistad con las élites del nuevo movimiento nacionalista chino liderado por Chiang Kai Shek, en especial con el mariscal Chang Hsueh Liang, un fiel admirador del régimen fascista de Mussolini. En esa etapa las relaciones entre China e Italia eran inmejorables, y la colonia italiana vivió su mejor época. En 1932, después del incidente de Mukden (el primer acto de abierta hostilidad de Japón contra China), Chiang Kai Shek eligió a Ciano como mediador con los japoneses. Los lazos económicos y militares entre los dos países se estrecharon, y los intercambios comerciales no dejaban de crecer. En 1932 la naviera italiana Lloyd Triestino abrió una nueva línea de trasatlánticos que unía Italia con Shanghai. Ese año Mussolini envió a China una gran delegación de técnicos aeronáuticos, ingenieros y pilotos para lograr del gobierno de Nanking contratos para la fabricación bajo licencia de aviones italianos en China y la compra de varios modelos militares. A pesar de sus esfuerzos, lo único que consiguieron los italianos del gobierno chino fue la venta de una pequeña cantidad de cazas Fiat CR32 y algunos Caproni de bombardeo y reconocimiento.

En julio de 1937, cuando comenzaron los enfrentamientos entre chinos y japoneses, las fuerzas italianas en China estaban compuestas por dos cañoneras, la Ermanno Carlotto y la Lepanto, y el Battaglione Italiano in Cina con base en Tientsin. En los meses siguientes la guerra derivó en una invasión japonesa de China en toda regla. El Mando Supremo italiano decidió reforzar la guarnición con los 764 soldados y oficiales del Battaglione Granatieri di Sardegna, llegados en barcos desde Massaua (Eritrea), y un buque de guerra, el crucero ligero Raimondo Montecuccoli. El buque zarpó de Nápoles el 27 de agosto y llegó a Shanghai el 15 de septiembre, coincidiendo con los primeros bombardeos aéreos japoneses sobre la ciudad. En esos momentos había unos 1.200 soldados del ejército y marineros para garantizar la seguridad y los intereses de entre 500 y 600 italianos residentes en la colonia. Los italianos se unían a los contingentes británico (2.500 hombres) y estadounidense (1.400 hombres) enviados para proteger a los ciudadanos extranjeros en Pekín y sobre todo en Shanghai (en esta ciudad residían 971 civiles británicos, 308 estadounidenses, 199 alemanes, 654 rusos, 182 japoneses y 42 italianos). El 24 de octubre, durante un raid contra el puerto de Shanghai, el crucero Montecuccoli fue alcanzado por esquirlas de bombas, causando la muerte de un tripulante y varios heridos. El incidente comprometió gravemente las relaciones diplomáticas entre Roma y Tokio).

Pero entonces Mussolini dio un giro de 180º a su política en Extremo Oriente. El 6 de noviembre de 1937 Italia se unió al Pacto Antikomintern. Se convirtió así en aliada de Japón, y en consecuencia Chiang Kai Shek rompió todas las relaciones con Roma. La nueva situación causó el aislamiento repentino de la colonia de Tientsin y los barrios italianos de Shanghai y Pekín. Los refuerzos enviados para defender los intereses italianos de los invasores japoneses pasaron sin previo aviso a servir de fuerza disuasoria frente a la hostilidad de los chinos.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, los italianos redujeron su presencia militar en China. El crucero ligero Bartolomeo Colleoni, que había reemplazado a su gemelo el Montecuccoli en la defensa de las concesiones italianas, fue llamado de nuevo a Italia. Parte del contingente de tierra fue también repatriado, dejando tan solo dos pequeñas guarniciones en Tientsin y Pekín y las cañoneras Lepanto y Carlotto.

Soldados italianos en Tientsin en 1939:


El 10 de junio de 1940 Italia declaró la guerra a Francia y Gran Bretaña. Eso supuso un nuevo cambio en la política italiana en Asia. El Mando Supremo de la Marina ordenó a varias unidades que abandonasen Eritrea y se dirigiesen al Lejano Oriente. En realidad, detrás de la decisión de volver a reforzar la presencia italiana en China estaba la intención de poner a salvo los buques con base en el puerto de Massaua por el temor de que las colonias italianas en África Oriental cayesen en manos británicas. Así, en febrero de 1941, menos de dos meses antes de que Massaua fuese capturada por las fuerzas de la Commonwealth, el crucero colonial Eritrea (armado con cuatro cañones de 120 mm, dos de 40 mm y dos ametralladoras antiaéreas de 13,2 mm) y dos modernos barcos bananeros reconvertidos en cruceros auxiliares, el Ramb1 y el Ramb2 (con cuatro cañones de 120 mm y algunas ametralladoras de 13,2 mm), zarparon con rumbo a Kobe (Japón) o, como alternativa, a los puertos de Shanghai y Tientsin. El Ramb1 fue hundido frente a las islas Maldivas por el crucero ligero neozelandés Leander, mientras que el Eritrea y el Ramb2 superaron la vigilancia de la Royal Navy en el Índico y llegaron a su destino.

En cuanto a los numerosos barcos mercantes italianos que se encontraban en aguas chinas y japonesas cuando Italia entró en la guerra, la mayoría de ellos (como el gran vapor Conte Verde) se mantuvieron retenidos en puerto o fueron utilizados por los japoneses, mientras que otros trataron de regresar a Europa burlando el bloqueo británico. Algunos de estos últimos lograron su objetivo, llegando a los puertos atlánticos franceses cargados con valiosas mercancías estratégicas (caucho, quinina, estaño...).

Entre marzo de 1941 y septiembre de 1943 las concesiones italianas en China vivieron un periodo de tranquilidad, a pesar de las tensas relaciones con los ocupantes japoneses, a los que no les gustaba nada la presencia de europeos en los territorios que administraban (aunque fuesen aliados suyos, como los italianos). Tokio prohibió al Eritrea y al Ramb2 realizar acciones ofensivas contra la flota británica en el sudeste asiático (antes del ataque a Pearl Harbor, los japoneses se esforzaban por evitar situaciones embarazosas con Gran Bretaña). Solo después de la entrada de Japón en la guerra permitieron al Eritrea prestar apoyo a los submarinos oceánicos italianos que llegaban a Penang y Singapur desde la lejana base de Burdeos, cargados con productos estratégicos y bienes destinados a la industria bélica japonesa.

En septiembre de 1943 Italia firmó el armisticio con los aliados. En cuanto se conoció la noticia, los japoneses trataron de tomar el control de los enclaves italianos. En un principio las sorprendidas guarniciones italianas opusieron resistencia. La estación de radio de Pekín, defendida por un centenar de marineros y soldados al mando del capitán de corbeta Baldassarre y armados únicamente con fusiles y granadas de mano, fue atacada por una fuerza de casi 1.000 soldados japoneses apoyados por quince tanques ligeros y algunos cañones. La pequeña guarnición resistió durante 24 horas, rindiéndose a las 9 de la mañana del 10 de septiembre, tras destruir el equipo de radio y quemar todos los documentos confidenciales. Después de la rendición la mayor parte de los italianos se declararon leales a la fascista República Social Italiana y decidieron continuar la guerra al lado del Eje, a excepción de veintinueve oficiales y soldados que se negaron a hacerlo y fueron internados en un campo de prisioneros en Corea.

La colonia de Tientsin fue rodeada por un regimiento japonés. Los italianos se atrincheraron en el cuartel Ermanno Carlotto y en el ayuntamiento, decididos a resistir. Eran unos 600 soldados y marineros, al mando del capitán de fragata Carlo dell'Acqua, armados con 300 fusiles, 50 pistolas, 50 ametralladoras, cuatro cañones de 76 mm, cuatro blindados Lancia, otros cinco vehículos de motor, medio centenar de caballos, dos millones de balas de calibre variado, medicinas y alimentos para una semana. El teniente coronel Tanaka, comandante japonés, contaba con unos 6.000 hombres, con diez blindados ligeros y artillería. Además tenía bajo su mando dos cañoneras fluviales y un escuadrón de bombarderos que operaban desde el cercano aeropuerto de Pekín. Tanaka solicitó la rendición de la guarnición, pero los oficiales italianos rechazaron el ultimátum. Los japoneses respondieron con un bombardeo de artillería, esperando que eso bastase para hacerles cambiar de idea. A Tientsin llegaron noticias alarmantes sobre el inminente despliegue de una división japonesa completa. El capitán Dell'Acqua, viéndolo todo perdido, decidió rendirse para no poner en peligro la vida de los civiles, en contra de la opinión de muchos de sus soldados que querían continuar la lucha. Después de la rendición la guarnición de Tientsin se dividió como había hecho la de Pekín: cerca de 170 italianos optaron por combatir junto a los japoneses, el resto prefirieron no colaborar y fueron internados en campos de prisioneros en Tientsin, Corea y Japón, donde fueron sometidos a trabajos forzados.

Los buques italianos que se encontraban en Asia reaccionaron de diferentes maneras a la firma del armisticio. El Eritrea recibió la noticia en la madrugada del 8 de septiembre de 1943, cuando se encontraba navegando entre Singapur y Sabang para dar apoyo al submarino oceánico de carga Comandante Cappellini, que acababa de llegar de Francia después de una larga y peligrosa travesía. Tan pronto como recibió el mensaje, el Eritrea cambió de rumbo y se dirigió a toda máquina a Colombo, en Ceilán, cruzando por el estrecho de Sumatra y burlando la persecución de las unidades aéreas y navales japonesas.

El Cappellini estaba anclado en Sabang, en la isla de Weh, al norte de Sumatra, preparándose para regresar a Europa. Su comandante, el capitán de corbeta Walter Auconi, declaró su intención de continuar combatiendo a favor del Eje. A pesar de ello, en cuanto el submarino llegó a Singapur fue capturado por los japoneses. El contralmirante Hiroaka ordenó internar la nave y enviar a sus tripulantes a campos de prisioneros, donde recibieron un trato inhumano. Pese a ello, parte de su tripulación decidió permanecer leal a la nueva República Social Italiana y unas semanas después el sumergible fue transferido a la Kriegsmarine con la denominación U.IT-24.

El Comandante Cappellini (U.IT-24 para la Kriegsmarine) en el Mar Interior, Japón, en agosto de 1944:


Otros dos submarinos oceánicos, el Reginaldo Giuliani y el Luigi Torelli, se encontraban en Singapur, listos para partir con destino a Burdeos cargados de mercancías estratégicas. Sus tripulaciones, al contrario que los oficiales, querían mayoritariamente continuar luchando junto a sus antiguos aliados. Unos días después del armisticio fueron puestos bajo el control de la Kriegsmarine, donde recibieron las denominaciones U.IT-23 y U.IT-25, respectivamente.

El submarino oceánico Ammiraglio Cagni navegaba en medio del Océano Índico, procedente de Burdeos y con destino a Singapur. Al conocer la firma del armisticio, puso rumbo al puerto sudafricano de Durban, donde se rindió a los aliados.

En el puerto de Shanghai se encontraban las cañoneras Lepanto y Carlotto, además del Conte Verde y otros vapores italianos. Todos ellos fueron hundidos por sus tripulaciones el 9 de septiembre para evitar su captura por los japoneses. El mismo final tuvo el crucero auxiliar Calitea 2, el antiguo Ramb2, al que el armisticio sorprendió en el puerto japonés de Kobe, donde estaba siendo sometido a trabajos de mantenimiento.

A pesar del mal trato que recibieron de los japoneses, muchos marineros de los submarinos italianos con base en Asia optaron por seguir luchando al lado del Eje. Las tres unidades italianas capturadas, el Cappellini, el Giuliani y el Torelli, pasaron a estar bajo mando alemán en Penang y continuaron operando con tripulaciones mixtas germano-italianas. El Cappellini no fue utilizado en ninguna misión. El Giuliani zarpó de Singapur en febrero de 1944 con una carga de mercancías estratégicas con destino a Penang para continuar desde allí a Francia. Fue hundido el 12 de febrero en el estrecho de Malaca por el submarino británico Tally Ho. Murió la mayor parde de su tripulación, compuesta por 34 alemanes y 5 italianos. El Torelli fue utilizado para el transporte de suministros entre Malasia, Java y Japón. El 17 de marzo de 1945 fue dañado por un bombardeo aéreo en el puerto de Kobe.

Después de la rendición de Alemania, el 8 de mayo de 1945, los submarinos Torelli y Cappellini pasaron a la Marina Imperial japonesa renombrados como I-505 y I-503, con una veintena de marinos italianos todavía en sus tripulaciones. Fueron los únicos buques que estuvieron en servicio sucesivamente en las tres potencias del Eje durante la guerra. El 30 de agosto de 1945 los cañones antiaéreos del Torelli derribaron un bombardero estadounidense B-25 Mitchell sobre el puerto de Kobe. Fue la última victoria de una unidad naval "japonesa" en la guerra.

Tras la rendición de Japón, los italianos fueron capturados por los estadounidenses e internados en campos de las Filipinas y Hawai. Allí se reencontraron con sus compatriotas que se habían negado a colaborar y habían pasado la guerra en campos de prisioneros japoneses. En marzo de 1946 llegaron todos juntos al puerto de Nápoles a bordo de buques de guerra estadounidenses.

Fuente principal:
http://www.oocities.org/dutcheastindies/shanghai.html
Más:
http://www.exordio.com/1939-1945/militaris/batallas/pacificoITA.html
http://it.wikipedia.org/wiki/Comandante_Cappellini
http://it.wikipedia.org/wiki/Luigi_Torelli_(sommergibile)


2 comentarios:

  1. Muy interesante el artículo sobre la presencia italiana en China, destacando las escaramuzas entre japoneses e italianos después del Armisticio de 1943. Un hecho muy poco conocido, al menos en la bibliografía en castellano. Te felicito por tu artículo, Nonsei.

    Saludos

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